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En 1853 el aristócrata francés Joseph de Vigier, uno de los denominados “fotógrafos primitivos”, emprendió un viaje por las vertientes española y francesa de los Pirineos, llevando su cámara consigo. Vigier conocía y practicaba por afición la nueva técnica de la fotografía (Gustave Le Gray había sido su maestro en el procedimiento del calotipo).
La excursión de Vigier constituye una de las primeras experiencias fotográficas en la montaña. En ella se enfrenta a un nuevo modo representación del paisaje, desarrollando estrategias visuales propias en las que se intuye un nuevo lenguaje, basado en los elementos propios del medio (la luz, el encuadre) y en la afirmación del recorrido y posición del fotógrafo; todo ello lo aleja de la tradición de las antiguas artes plásticas.
Esta fotografía, un papel a la sal que forma parte la colección del Museo, muestra el punto de vista singular del pionero trabajo de Vigier, que construye la experiencia de lo inmenso del paisaje a partir de la visión fragmentaria propia de lo fotográfico.
Javier Vallhonrat (Premio Nacional de Fotografía en 1995) expuso en 2015 su conjunto Interacciones (2011-2015) en el Museo. La etapa inicial del proyecto, 42ºN, producida para el programa Tender Puentes, tomaba como punto de partida las fotografías del glaciar de la Maladeta tomadas por Vigier en 1853.
A través de fotografías y piezas de vídeo, producidas en un contexto de alta montaña y condiciones climáticas extremas, Vallhonrat explora la relación entre el ser humano y la naturaleza, las formas de representarla y las estrategias de construcción de lenguajes específicos para la comprensión de la realidad. Todas estas cuestiones son claves en torno a las cuales se articula la colección del Museo, presentes en los orígenes de la fotografía y en la creación artística actual.